sábado 21 de abril de 2012
Gentileza http://elmuertoquehabla.blogspot.com/
Hoy 21 de abril es aniversario de uno de los episodios más cobardes y repugnantes de la represión del período que abarca desde 1968 hasta 1985.
De este tipo de episodios hubo muchos, la mayoría de ellos, torturas, vejaciones y violaciones a hombres y mujeres indefensos y aun a niños pequeños sucedidos en la penumbra de los cuarteles y las prisiones militares.
El 21 de abril de 1974 en el barrio Brazo Oriental, en un pequeño
apartamento de la calle Mariano Soler, tres muchachas: Laura Raggio,
Diana Maidanic y Silvia Reyes (embarazada), habían preparado la cena y
compartido charlas hasta que comenzó el infierno con gritos y golpes
terribles en las ventanas y puerta de entrada. “Abran, abran que
tiramos”, es el recuerdo que aún guardan los vecinos de aquella noche.
Le siguió una terrible balacera con ametralladoras, sobrevino el
silencio y los vecinos presenciaron cómo “sacaron los tres cuerpos en
parihuelas”.
Según consta en el libro “Ovillos de la Memoria”, “el operativo de
guerra” estuvo a cargo del general Juan Rebollo, y participaron también
los generales Julio César Rapella y Esteban Cristi, los Mayores Armando
Méndez y José Nino Gavazzo, el Coronel Manuel Cordero y los entonces
Capitanes Mauro Mariño, Julio César Gutiérrez y Jorge Silveira”.
Las chicas eran Silvia Reyes, de 19 años, Laura Raggio de 19 años y Diana Maidanik de 21.
También había un niño por nacer, un tupamaro en potencia, pues Silvia estaba embarazada.
Valientemente realizaron más de 140 disparos con armas de guerra, fusiles y ametralladoras punto 30.
Entraron a sangre y fuego al apartamento donde las chicas dormía y las ejecutaron.
El padre de Silvia fue a ver su cuerpo y contó unos treinta impactos sobre la chica embarazada.
Los vecinos que desafiando la prohibición concurrieron al sepelio cubrieron el féretro a su salida de la casa con su compasión en la forma de una lluvia de rosas rojas.
Hasta ahora no se ha podido investigar esta matanza, ya que ninguno
de los militares involucrados se ha hecho responsable de esta acción.
Este silencio acordado entre la mafia golpista lo que ha logrado es
trasladar una pesada mochila de torturas, secuestros, desapariciones,
asesinatos, apropiaciones de bienes, tráfico de niños, etc. a colegas
mucho más jóvenes que hoy no saben lo que sucedió, no lo entienden y tal
vez, la gran mayoría no esté de acuerdo.
Pero, deben asumirlo porque estos militares retirados y otros que aún
no lo están, han decidido escudarse cobardemente en una ley condenada
internacionalmente.
Aún hoy a los que no están presos se les escucha fundamentar lo
realizado, lo curioso es que ninguno tan seguro de lo heroico que fue
su pasaje por las Fuerzas Armadas acepta lo que hizo.
Pensamos que este gobierno debe rápidamente comenzar a revisar la
instrucción “ideológica” que reciben hoy los oficiales de
nuestro país.
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